sábado, 27 de enero de 2018

LAS CIBERAMENAZAS

Vivimos ciberamenazados. Junto con el terrorismo yihadista, la amenaza online constituye el
mayor riesgo para nuestra seguridad. Es el quebradero de cabeza de Gobiernos y grandes
compañías.
Los ciudadanos son los más vulnerables en esta batalla que se libra en Internet, convertida en la
ciudad sin ley del siglo XXI.

OSCAR DE LA CUEVA llegó como siempre el primero a trabajar. A las siete de la mañana del viernes 21 de abril de 2017, aparcó el Mercedes gris a la puerta de su empresa, Plásticos de La Mancha, un negocio dedicado al material de riego en Las Pedroñeras, Cuenca. Lo primero que hizo fue encender los cuatro ordenadores. No notó nada extraño. Pero a las ocho de la mañana, cuando ya habían llegado el resto de empleados y los clientes se arremolinaban pidiendo tuberías y aspersores, los equipos empezaron a funcionar con lentitud. Decidió llamar al técnico: “Vente pacá. Tengo la tienda llena de gente y no puedo hacer un dichoso albarán”. Fue entonces cuando la pantalla se puso en negro y apareció el mensaje que a hoy día el empresario manchego todavía recuerda palabra por palabra: “Su ordenador ha sido secuestrado. No intente ponerse en contacto con nadie”. Había sido víctima de un ramsonware, un tipo de virus que secuestra la información del sistema y pide a su dueño un rescate para devolvérsela. Cuando se puso en contacto con la empresa que les hacía copias de seguridad diarias, le anunciaron que todo lo que había en la nube también había sido encriptado. La policía no pudo ayudarle (“los malos siempre van tres o cuatro meses por delante de nosotros”) y le recomendó que no cediese al chantaje. Nadie le aseguraba que fuese a recuperar sus archivos.
“Pero decidí pagar porque me dejaban en la ruina”, dice hoy De la Cueva, de 47 años, sentado tras la mesa de su modesto despacho. En las paredes, pósteres de Los Simpson, Madonna y un recuerdo de las casas colgantes de Cuenca. Sobre la mesa, una foto de sus dos hijos, montones de papeles y uno de los ordenadores atacados. El virus secuestró las fichas de 3.500 clientes y 5.500 productos, además de toda la facturación. El empresario no sabía cuánto costaban sus artículos ni quién le debía dinero. Y cada día la cifra del rescate subía. Tardó dos semanas en cambiar los mil euros que pagó en bitcoins (la criptomoneda preferida por los cibercriminales porque resulta difícil rastrearla). Fueron unos días de infierno que De la Cueva pasó sin comer ni dormir. Perdió cinco kilos. Diez minutos después de hacer el último ingreso le devolvieron sus archivos. Lo primero que hizo fue imprimirlo todo. De la Cueva podría rebautizar su empresa como Papeles de La Mancha, su oficina está cubierta de facturas y albaranes. Ahora solo tiene Internet en un ordenador para mirar el correo. “Recuperé mi negocio y mi vida y me salí del dichoso Internet. Es un peligro”.


Cibercrimen. Ciberguerra. Ciberespionaje. Nadie está a salvo en Internet


Cibercrimen. Ciberguerra. Ciberespionaje. Nadie está a salvo en Internet


El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), con sede en León, es el centro encargado de supervisar la ciberseguridad de ciudadanos, empresas e infraestructuras críticas. En 2014, el INCIBE gestionó 18.000 incidentes. En 2017, esta cifra se elevó a más de 120.000 casos.
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), con sede en León, es el centro encargado de supervisar la ciberseguridad de ciudadanos, empresas e infraestructuras críticas. En 2014, el INCIBE gestionó 18.000 incidentes. En 2017, esta cifra se elevó a más de 120.000 casos. 


La Red parece seguir siendo una ciudad sin ley a la que ya tiene acceso la mitad de la población mundial. La ciberseguridad se ha convertido en un quebradero de cabeza para Gobiernos y grandes empresas. Mientras, la mayoría de pymes y ciudadanos siguen pensando que este problema les toca de lejos. El Gobierno español considera que las ciberamenazas son junto con el terrorismo yihadista los dos mayores peligros que desafían la seguridad del país. Dentro de las ciberamenazas se encuentra el ciberespionaje y el cibercrimen, con casos como el que sufrió el empresario Óscar de la Cueva. Pero también el hacktivismo o el ciberterrorismo. El pasado mes de septiembre, Joaquín Castellón Moreno, director operativo del Departamento de Seguridad Nacional, advertía en el Congreso que cualquier incidente, ya sea un ciberataque o un mal uso de la tecnología, podía originar una crisis y afectar a la economía, los servicios esenciales, la salud, el agua, la energía o el transporte. Castellón explicó que cuando se elaboró la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 se comprobó que, tras años de lucha antiterrorista, España contaba con “excelentes capacidades” en ese terreno, pero que en materia de ciberseguridad, como en la mayoría de países de nuestro entorno, solo se habían construido los cimientos.
Publicado en EL PAÍS (España)

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